La imaginación nos abre nuevos mundos
Escuela Primaria Salvador Varela Reséndiz
Turno Vespertino
Clave 14DPR0313A
Pihuamo, Jalisco
lunes, 7 de diciembre de 2015
domingo, 1 de noviembre de 2015
El anillo del rey (Esto también pasará)
Hubo una vez un rey que llamó a los
sabios de la corte para darles un encargo:
– Me estoy fabricando un precioso
anillo de oro con un gran diamante. Abajo del diamante, quiero guardar algún
mensaje que me ayudará a mi y a todo hombre en los momentos difíciles de la
vida. Obviamente, tiene que ser un mensaje pequeño para que quepa en el anillo.
Todos esos sabios eran grandes
eruditos. Podrían haber escrito grandes tratados sobre cualquier tema. Así que
pusieron sus mentes a trabajar.
Cuando reportaban esto, estaba
presente un anciano sirviente de la familia real, conocido por su devoción al
misticismo. Éste intervino diciendo:
– Oh, Majestad, No tengo estudios, no
soy un erudito, ni un académico. Pero creo tener lo que le servirá. Y el
anciano místico escribió algo en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al
rey, diciendo:
– Pero no lo leas ahora. Mantenlo
escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando
no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El
país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para
salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Eran pocos sus seguidores y los
perseguidores eran numerosos. Se sentía desesperado y al punto de rendirse.
De repente, se acordó del anillo.
Sacó el papel y allí encontró su pequeño mensaje, lo que decía simplemente:
“Esto también pasará”
Aquellas palabras le resultaron
milagrosas. Le inspiraron nueva fe y coraje. Redobló sus esfuerzos y escapó. Al
fin de un año, logró reunir a sus ejércitos y reconquistó el reino.
Y el día que entraba de nuevo
victorioso en la capital, hubo una gran celebración en el palacio con música,
bailes, comida, etc. El Rey presidía las festividades desde su trono,
sintiéndose muy orgulloso de sí mismo.
El anciano místico se acercó y le
dijo:
– Este momento también es adecuado:
vuelve a mirar el mensaje.
– ¿Qué quieres decir? -preguntó el
rey-. Ahora estoy victorioso; la gente celebra mi regreso; no estoy
desesperado; no me encuentro en una situación sin salida.
El anciano respondió:
– Ese mensaje no es sólo para
situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo
para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso.
El rey abrió el anillo y leyó el
mensaje:
“Esto también pasará”
El anciano le dijo:
– TODO PASA.
Ninguna cosa y ninguna emoción son permanentes. Todo viene y va como el día y
la noche. Habrá momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como
parte de la dualidad de la vida; es la naturaleza misma de la existencia.
ACTIVIDADES
Escribe tu opinión acerca de la lectura tomando como base las preguntas de los ejercicios anteriores.
En tu cuaderno escribe una historia con el mismo mensaje de la lectura donde tú seas el protagonista.
jueves, 29 de octubre de 2015
...
El dueño de una tienda estaba colocando un
anuncio en la puerta que decía:
"Cachorritos en venta"
Esa clase de anuncios siempre atraen a los
niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando:
- "¿Cuál es el precio de los
perritos?"
El dueño contestó: "Entre 30 y
50€". El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas:
- "Sólo tengo 2.37€... ¿puedo
verlos?".
El hombre sonrió y silbó. De la trastienda
salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba
quedándose considerablemente atrás.
El niñito inmediatamente señaló al perrito
rezagado que renqueaba.
"¿Qué le pasa a ese perrito?",
preguntó.
El hombre le explicó que cuando el perrito
nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que renquearía
por el resto de su vida.
El niñito se emocionó mucho y exclamó:
- ¡Ése es el perrito que yo quiero
comprar!".
Y el hombre replicó:
- "No, tú no vas a comprar ese cachorro,
si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo".
Y el niñito se disgustó, y mirando directo a
los ojos del hombre le dijo:
- "Yo no quiero que usted me lo regale.
Él vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De
hecho, le voy a dar mis 2,37€ ahora y 50 céntimos cada mes, hasta que lo haya
pagado completo".
El hombre contestó:
- "Tú en verdad no deberías comprar ese
perrito, hijo. Él nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros
perritos".
El niñito se agachó y se levantó la pernera
de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e
inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y
le dijo:
- "Bueno, yo no puedo correr muy bien
tampoco... y el perrito necesitará a alguien que lo comprenda".
ACTIVIDADES
Escribe tu opinión de la lectura basándote en
las siguientes preguntas:
¿Quién es el protagonista de la lectura?
¿Cuál era el precio de los perritos?
¿Por qué pidió el niño verlos?
¿Cuántos perros sacó el vendedor?
¿Por qué al niño le llamó la atención un
perrito?
Elige el título que creas más adecuado:
Escribe tu opinión sobre la actuación del
vendedor y la del niño
miércoles, 28 de octubre de 2015
El Ladrón de Estrellas
Jaime tenía una gran amiga que se
llamaba Claudia a la que intentaba demostrar cuánto la quería. Cada vez que
estaban juntos le hacía la misma promesa:
- Claudia, cuando sea mayor me casaré
contigo.
Pero Claudia escuchaba las palabras de
Jaime y le preguntaba con cara de pícara, sin creer lo que su amigo le decía:
- ¿Qué estarías dispuesto a hacer por
mí?
Y Jaime le contestaba:
- Cualquier cosa...
Pero a Jaime no se le ocurría nada que
pudiera dejar con la boca abierta a su amiga. Hasta que un día, después de
pensar y pensar mucho, tuvo una idea. Cuando se volvieron a encontrar, esperó a
que Claudia le hiciera su pregunta de siempre:
-¿Qué estarías dispuesto a hacer por
mí? Me gustaría que me regalaras algo muy especial...
Jaime estuvo un rato pensativo y al
final le dijo:
- Si quieres te regalo la Luna. ¿Te
gustaría tenerla? – le preguntó sabiendo que Claudia quedaría maravillada.
Pero Claudia se rió de él porque sabía
que eso era imposible.
Sin embargo, Jaime la quería tanto que
no dudó ni un momento en lograr su prometido regalo y, esa noche, después de
haber conseguido un enorme globo, subió hasta la Luna para pedirle que aceptara
bajar con él a la tierra y convertirse en un regalo para Claudia.
La Luna, después de escucharle, le
dijo:
- Mucho debes de querer a tu amiga
pero... ¿no crees que has ido demasiado lejos prometiéndole la Luna? ¡Cómo se
te ha ocurrido! ¿Te imaginas lo que dirá el Sol si me marcho? Él no va a
consentir que me vaya porque me quiere mucho y entre los dos nos turnamos para
cuidar la Tierra.
Jaime la escuchaba con atención
comprendiendo que aquello iba a resultar más difícil de lo que se imaginaba. La
Luna le siguió diciendo:
- Además, ¿sabes lo que ocurriría si
me marchara contigo?
La noche se quedaría siempre a
oscuras, las estrellas se sentirían muy solas, y el mar no me lo perdonaría
nunca, ya que soy la responsable de hacer que suban y bajen las mareas.
Jaime bajó a la Tierra muy contrariado
porque no podía cumplir la promesa que le había hecho a Claudia. ¿Qué pensaría
de él?
Al día siguiente, cuando se encontró
con ella le contó toda la verdad, su conversación con la Luna y las razones por
las que no podía regalársela, pero, mientras hablaba, se le ocurrió otra idea.
-Claudia, en lugar de la Luna puedo
regalarte una estrella.
Cuando sonrió sorprendida y emocionada
porque a ella le encantaba contemplar las estrellas por la noche, le contestó:
-Está bien, pero para demostrar que me
quieres, cada semana deberás regalarme una estrella.
Jaime aceptó encantado, y pensó que no
pasaría nada por coger unas cuantas estrellas ya que había millones de ellas,
así que esa noche subió al cielo en su globo a buscar una estrella, y cuando
bajó, se la dejó a Claudia en el jardín.
Al ver tanta luz, Claudia se despertó
y vio a la estrella colgada de un árbol.
¡Jaime había cumplido su promesa! Eso
le demostraba cuánto la quería.
Desde entonces, todas las semanas
encontraba una nueva estrella en su jardín.....¡Claudia estaba feliz!
Hasta que una noche, cuando Jaime
subió a por la novena estrella, se encontró con algo que no esperaba. Apareció
de repente un personaje enorme y luminoso que le dijo:
- ¿Qué haces tú por aquí, muchacho?
Jaime sintió miedo y con voz
temblorosa contestó:
- Vengo a coger una estrella para
regalársela a mi amiga Claudia, y demostrarle que la quiero...
- ¿Acaso crees que regalándole
estrellas te va a querer más? - dijo él.
Jaime no sabía qué responder y le
preguntó:
-¿Y tú quién eres?
- Yo soy el Jardinero del Cielo, soy
el encargado de cuidar a las estrellas desde que nacen hasta que se apagan, me
encargo de que brillen y alumbren por la noche y de que cada una ocupe el lugar
que le corresponde.
Últimamente estoy preocupado porque
algunas estrellas han desaparecido.
¿Acaso tú tienes algo que ver con
esto?
Jaime, sintiéndose descubierto, bajo
la mirada y le dijo:
- Es que yo... le prometí a Claudia
que le regalaría la Luna, pero no pudo ser porque solo hay una y tiene mucho
trabajo.
Entonces le prometí una estrella de
regalo cada semana, como hay tantas pensé que no pasaría nada y que nadie las
echaría de menos...
- ¿Así que tú eres el que roba mis
estrellas? ¿Y dónde están ahora?
- Están en casa de Claudia, ella las
cuida muy bien, las tiene en su Jardín para que vean a sus compañeras por la
noche.
El Jardinero del Cielo contó a Jaime
cómo cada una de las estrellas tenía su nombre y pertenecía a una familia. Por
eso, desde su desaparición, algunas lloran y recorren el cielo muy tristes
buscándolas. A su paso, dejan un rastro de luz con sus lágrimas. En la tierra
se las llama “estrellas fugaces”
Porque sus habitantes no saben que las
estrellas también lloran.
Jaime se quedó callado y pensativo
mientras tomaba la decisión de devolverlas, pero....¿qué pensaría Claudia?
El Jardinero del Cielo comprendió lo
que pasaba y le dijo:
- Jaime, dentro de tu corazón hay millones
de estrellas, no necesitas venir al cielo a robarlas.
- ¿Cómo puede ser? En mi corazón no
cabe ni una estrella...
- dijo Jaime.
- Son mucho más pequeñas pero brillan
más que las del cielo.
Cada vez que sonríes, regalas una
estrella, cada beso que das es otra estrella, cada palabra cariñosa que dices,
cada gesto de amistad, cada favor que haces a un amigo....es una estrella que
regalas y que guarda en su corazón quien la recibe.
Cuando bajó a la Tierra, Jaime contó a
Claudia todo lo que le había dicho el Jardinero del Cielo y se extrañó mucho al
ver que su amiga se ponía triste pensando en las familias de las estrellas que
tenía en su jardín. Creía que Claudia se iba a enfadar con él porque no podría
regalarle más estrellas.
Entonces le dio un beso a su amiga y
le dijo:
- Claudia, este beso es una estrella
para ti.
Ella se puso colorada y se rió y le
devolvió el beso:
- Jaime, este beso es una estrella
para ti.
Jaime se puso todavía más colorado que
Claudia.
Por la noche los dos se fueron al
cielo a devolver las estrellas y pedir disculpas por haberlas robado.
A partir de entonces, los dos amigos
crecieron felices, coleccionando cada día estrellas en su corazón y
contemplando cada noche el cielo iluminado mientras pensaban cuánto trabajo
tenía el Jardinero del Cielo.
ACTIVIDADES
Escribe tu opinión del texto utilizando
tomando en consideración las siguientes preguntas:
- ¿Tienes algún amigo o amiga a quien quieras mucho?
- ¿Alguna vez le has hecho algún regalo? ¿Cuál?
- ¿Qué te gustaría que te regalara tu mejor amigo?
- Jaime cree que si le regala a Claudia algo extraordinario, le querrá más. ¿Tú qué opinas?
- ¿Te imaginas lo que sentían las estrellas que buscaban por el cielo a las que había robado Jaime?
- El Jardinero del Cielo le dice a Jaime que él tiene estrellas en su corazón. ¿Tú crees que sea cierto?
- ¿Qué te gustó y qué no te gustó del cuento?
martes, 27 de octubre de 2015
De Poetas y Aviadores
La historia que me dispongo a contar
es algo triste, el protagonista es mi amigo el poeta Ivo Machado; nacido en las
islas Azores, es controlador aéreo de profesión, una de esas personas que están
en las torres de control de los aeropuertos y guían a los aviones a través de
las rutas del cielo.
La historia es la siguiente. Cuando
Ivo era un joven de 25 años (a mediados de los ochenta) controlaba vuelos en el
aeropuerto de la isla de Santa María, la más gran del archipiélago de las
Azores, en mitad del Atlántico.
Una noche, al llegar a su trabajo, el
jefe le dijo:
- Hoy dirigirás un solo avión.
Ivo se extrañó, pues lo normal era
llevar una docena de aeronaves. Entonces el jefe le explicó:
- Es un caso especial, un piloto
inglés que lleva un bombardero británico de la Segunda Guerra Mundial hacia
Florida para un coleccionista de aviones que lo compró en una subasta en
Londres. Hizo escala aquí y continuó hacia Canadá, pero lo sorprendió una
tormenta, debió volar en zigzag y ahora le queda poca gasolina. No le alcanza
para llegar a Canadá y tampoco para regresar. Caerá al mar.
Al decir esto le pasó los audífonos a
Ivo.
- Debes tranquilizarlo, está muy
nervioso. Dile que un destacamento de socorristas canadienses ya partió en
lanchas y helicópteros hacia el lugar estimado de la caída.
Ivo se puso los audífonos y empezó a
hablar con el piloto, que en verdad estaba muy nervioso. Lo primero que éste
quiso saber fue la temperatura del agua y si había tiburones, pero Ivo lo
tranquilizó al respecto. No había. Luego empezaron a hablar en tono personal,
algo poco frecuente entre una torre de control y un aviador. El inglés le preguntó
a Ivo qué hacía en la vida, le pidió que le hablara de sus gustos y de sus sentimientos.
Ivo dijo que era poeta y el inglés pidió que recitara algo de memoria. Por suerte
mi amigo recordaba algunos poemas de W. Whitman y de Emily Dickinson. Se los
dijo y así pasaron un buen rato, comentando algunos pasajes de "La Balada
del viejo marinero", que Ivo recordaba donde también un hombre batallaba
contra la furia del mundo.
Pasó el tiempo y el aviador, ya más
tranquilo, le pidió que recitara los suyos propios, y entonces Ivo, haciendo un
esfuerzo, tradujo sus poemas al inglés para decírselos sólo a él, un piloto que
luchaba en un viejo bombardero contra una violenta tempestad, en medio de la
noche y sobre el océano, la imagen más aterradora de la soledad. Así estuvieron
hablando de la vida y de los sueños, hasta que llegó el temido momento en que
la aguja de la gasolina sobrepasó el rojo y el bombardero cayó al mar.
Cuando esto sucedió el jefe de la
torre de control le dijo a Ivo que se marchara a casa; después de una
experiencia tan dura no era bueno que dirigiera a otras aeronaves.
Al día siguiente mi amigo supo el
desenlace. Los dos socorristas encontraron el avión intacto, flotando sobre el
oleaje, pero el piloto había muerto. Al chocar contra el agua una parte de la
cabina se desprendió y lo golpeó en la nuca. "Ese hombre murió tranquilo",
me dice hoy Ivo, "y es por eso que sigo escribiendo poesía". Meses
después, y para investigar el accidente, Ivo debió escuchar, ante un jurado, la
grabación de su charla con el piloto. Lo felicitaron; fue la única vez en la
historia de la aviación en que las frecuencias de radio de una torre de control
estuvieron llenas de versos. El hecho causó buena impresión y poco después Ivo
fue trasladado al aeropuerto de Porto.
"Aún sueño con su voz", me
dice Ivo, y yo lo comprendo, y pienso que siempre se debería escribir de ese
modo: como si todas nuestras palabras fueran para un piloto que lucha solo, en
medio de la noche, contra una violenta tempestad.
ACTIVIDADES
Realiza un comentario
sobre la lectura anterior tomando como base las siguientes preguntas:
¿Quiénes son los personajes
principales? ¿Hay otros personajes secundarios?
¿Dónde transcurren los hechos?
¿Cuándo suceden los acontecimientos
que cuenta el narrador?
¿El narrador es el protagonista o es
un testigo de las palabras de su amigo?
¿Cuál es el desenlace de la aventura?
¿En qué consiste el trabajo de un
Controlador aéreo?
¿Por qué necesita ayuda el piloto del
avión?
¿Quiénes eran W. Whitman y E. Dickinson?
¿Qué maniobra se vio obligado a realizar
el piloto?
¿Por qué el jefe de la torre de
controlle dijo a Ivo que se marchara a casa?
¿Porque se siente identificado con el
piloto y su situación angustiosa en aquellos momentos?
jueves, 22 de octubre de 2015
La Mula y el Pozo
Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja. En un
lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El
campesino oyó los bramidos del animal y corrió para ver lo que ocurría. Le dio
pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar
cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal
y que más valía sepultarla en el mismo pozo.
El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y
los enlisto para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no
continuara sufriendo. Al principio, la mula se puso histérica. Pero a medida
que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre su lomo, una
idea vino a su mente. A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de
tierra cayera sobre su lomo. ¡ELLA DEBÍA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA!
Esto hizo la mula palazo tras palazo. SACÚDETE Y SUBE. ¡Sacúdete y sube! ¡Sacúdete y sube! Repetía la mula para alentarse a sí misma. No importaba cuan dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO.
A sus pies se fue elevando de nivel el piso. Los hombres sorprendidos
captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco
a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo
salir de un brinco de las paredes de aquel pozo. La tierra que parecía que la
enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella
enfrentó la adversidad. ¡ASÍ ES LA VIDA!
Si enfrentamos nuestros problemas y respondemos positivamente y rehusamos dar lugar al pánico, a la amargura y las lamentaciones de nuestra baja autoestima, las adversidades, que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos, nos darán el potencial para poder salir beneficiados!
Si enfrentamos nuestros problemas y respondemos positivamente y rehusamos dar lugar al pánico, a la amargura y las lamentaciones de nuestra baja autoestima, las adversidades, que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos, nos darán el potencial para poder salir beneficiados!
ACTIVIDADES
- Escribe tu opinión sobre el contenido y el mensaje de la lectura anterior.
- En tu cuaderno y de acuerdo al mensaje realiza una historieta acerca de una historia parecida que te haya ocurrido a ti o a alguno de tus amigos
La dirección de la otra página es la siguiente en caso de que decidan y tengan oportunidad de realizar las actividades pendientes
martes, 20 de octubre de 2015
El Loco
En un pueblo rodeado de cerros habitaba un
loco, la gente del pueblo le llamaba así: "EL LOCO", ¿y por qué le
llamaban así?, ¿Qué acaso hacía cosas disparatadas, cosas raras, cosas
diferentes a lo que hacen la mayoría de las personas, al menos en ese pueblo?
La gente al verlo pasar se reía y se burlaba
de él, humildemente vestido, sin posesiones, sin una casa que se dijera de su
propiedad, sin una esposa ni unos hijos; *un desdichado*, pensaba la gente,
alguien que no beneficiaba a la sociedad, **un inútil** comentaban otros.
Más he aquí que este viejo ocupaba su vida
sembrando árboles en todas partes donde pudiera, sembraba semillas de las
cuales nunca vería ni las flores ni el fruto, y nadie le pagaba por ello y
nadie se lo agradecía, nadie lo alentaba, por el contrario, era objeto de burla
ante los demás.
Y así pasaba su vida, poniendo semillas,
plantando arbolitos ante la burla de los demás. Y he aquí que ese ser era un
gran Espíritu de Luz, que poniendo la muestra de como se deben hacer las cosas,
sembrando, siempre sembrando sin esperar a ver el fruto, sin esperar a
saborearlo.
Y sucedió que un día cabalgaba por esos
rumbos el Sultán de aquellos lugares, rodeado de su escolta y observaba lo que
sucedía verdaderamente en su reino, para no escucharlo a través de la boca de
sus ministros.
Al pasar por aquel lugar y al encontrarse al
Loco le preguntó: _ ¿Qué haces, buen hombre?
Y el viejo le respondió: _ Sembrando Señor,
sembrando.
Nuevamente inquirió el Sultán: _ Pero, ¿cómo
es que siembras? estás viejo y cansado, y seguramente no verás siquiera el
árbol cuando crezca. ¿Para qué siembras entonces?
A lo que el viejo contesto: _ Señor, otros
sembraron y he comido, es tiempo de que yo siembre para que otros coman.
El Sultán quedo admirado de la sabiduría de
aquel hombre al que llamaban LOCO, y nuevamente le preguntó:
_ Pero no verás los frutos, y aun sabiendo
eso continuas sembrando... Por ello te regalaré unas monedas de oro, por esa
gran lección que me has dado.
El Sultán llamo a uno de sus guardias para
que trajese una pequeña bolsa con monedas de oro u las entregó al sembrador.
El sembrador respondió: _Ves, Señor, como ya
mi semilla ha dado fruto, aún no la acaba de sembrar y ya me está dando frutos,
y aún más, si alguna persona se volviera loca como yo y se dedicara solamente a
sembrar sin esperar los frutos sería el más maravilloso de todos los frutos que
yo hubiera obtenido, porque siempre esperamos algo a cambio de lo que hacemos,
porque siempre queremos que se nos devuelva igual que lo que hacemos. Esto,
desde luego, sólo cuando consideramos que hacemos bien, y olvidándonos de lo
malo que hacemos.
El Sultán le miró asombrado y le dijo: _
¡Cuánta sabiduría y cuánto amor hay en ti!, ojalá hubiera más como tú en este
mundo, con unos cuantos que hubiese, el mundo sería otro; más nuestros ojos
tapados con unos velos propios de la humanidad, nos impiden ver la grandeza de
seres como tú. Ahora me retiraré porque, si sigo conversando contigo, terminaré
por darte todos mis tesoros, aunque sé que los emplearlas bien, tal vez mejor
que yo. ¡Qué Alá te Bendiga!
Y terminado esto, partió el Sultán junto con
su séquito, y el Loco siguió sembrando y no se supo de su fin, no se supo si
termino muerto y olvidado por ahí en algún cerro, pero él había cumplido su
labor, realizó la misión, la misión de un Loco.
ACTIVIDADES
Escribe tu opinión acerca de la lectura tomando como base las preguntas de los ejercicios anteriores
lunes, 19 de octubre de 2015
La Cascara de Huevo
"¡Te odio,
Alicia!", le gritó Tom. "¡Nunca mas vuelvas a entrar a mi cuarto!
¡Eres una ladrona!"
"¡Eh, que
dices!", llamó el abuelo, que venía por el pasillo. "¿De qué se trata
toda esta gritería?"
"Tom dice que
yo le robé sus tijeras, pero yo no lo hice", gritó Alicia desde su
habitación. "¡Él es un mentiroso y también es mejor que no vaya a entrar en
mi habitación!", terminó de decir Alicia y cerró la puerta de un tirón.
Con un suspiro, el
abuelo revisó la estancia. No pasó mucho tiempo antes de que él descubriera las
tijeras de Tom sobre la mesa del pasillo. Ambos niños, muy enojados,
insistieron en que el otro las había dejado allí. "¡Silencio!",
ordenó el abuelo. Les hizo señas de que les siguieran y se dirigió hacia la
cocina, donde puso un huevo y una taza vacía sobre la mesa.
"¡Alicia,
rompe este huevo y échalo en la taza!", le dijo el abuelo.
Los niños se
preguntaban dónde se dirigía el abuelo con todo esto, pero Alicia obedeció.
"¡Ahora, tú, pon el huevo de regreso dentro de la cáscara. Por favor, en
la misma forma en que estaba antes!", le dijo el abuelo a Tom. Tom frunció
el ceño.
"¿Qué quieres
decir?", le preguntó. "Esto es imposible abuelo. Tú no puedes
arreglar un huevo roto".
"¿Igual que
Humpty Dumpty, no?", dijo el abuelo con una risita. Entonces se puso
serio. "El punto es que hay otra cosa como Humpty Dumpty, algo que NO
puede ser arreglado fácilmente. Estoy pensando en los sentimientos. Niños,
ustedes se dijeron cosas feas entre sí. Recoger las palabras es algo tan
imposible como componer un huevo".
Ambos niños se
sintieron mal. "Nunca se les olvide lo dañinas que pueden ser las palabras",
les advirtió el abuelo. "Dios dice que la lengua es como un fuego que no
puede ser apagado. Así es el gran daño que pueden hacer las palabras.
Aun cuando dices
que lo sientes, esto no hace que se desaparezcan".
"Lo
siento", Tom le dijo a su hermana. "Sí... bueno... yo también",
contestó Alicia. "Puedes entrar en mi habitación, si lo deseas".
¿Qué tal Tú?
¿Tienes cuidado de las palabras que dices, o dices las cosas antes de
pensarlas? Aun cuando te disculpas, la otra persona puede que aún recuerde esas
palabras que dijiste.
Todos debemos
aprender a controlar las palabras que salen de nuestra boca.
ACTIVIDADES
- Escribe tu opinión sobre la lectura
- Describe una situación parecida que te haya ocurrido
viernes, 16 de octubre de 2015
El Árbol de Manzanas
Hace mucho tiempo
existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los
días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope, comía sus manzanas
y tomaba una siesta bajo su sombra. Él amaba al árbol y el árbol amaba al niño.
Pasó el tiempo y
el pequeño niño creció y él nunca más volvió a jugar alrededor del enorme
árbol. Un día el muchacho regreso al árbol y escucho que el árbol le dijo triste:
“¿Vienes a jugar conmigo?”... Pero el muchacho contesto “ya no soy el niño de antes
que juega alrededor de enormes arboles” lo que ahora quiero son juguetes y
necesito dinero para comprarlos. “Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo
dinero... pero te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas, de esta
manera tu obtendrás el dinero para tus juguetes, y el muchacho se sintió muy
feliz, tomo todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser
feliz. Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol
volvió a estar triste.
Tiempo después, el
muchacho regreso y el árbol se puso feliz y le preguntó: “¿Vienes a jugar
conmigo?... ” No tengo tiempo para jugar debo de trabajar para mi familia,
necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos, ¿puedes ayudarme?... lo
siento, pero no tengo una casa, pero... Tu puedes cortar mis ramas y construir
tu casa”. El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente
al árbol, pero el joven nunca más volvió... desde esa vez el árbol volvió a
estar triste y solitario.
Cierto día de un cálido
verano, el hombre regreso y el árbol estaba encantado.
¿Vienes a jugar
conmigo?... volvió a preguntar el árbol. El hombre contestó: “Estoy triste y
volviéndome viejo, quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?...
”El árbol contesto: usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas
navegar y ser feliz”. El hombre cortó el tronco y construyo su bote, luego se
fue a navegar por un largo tiempo.
Finalmente regresó
después de mucho tiempo y el árbol le dijo, lo siento mucho, pero ya no tengo
nada que darte, no siquiera manzanas... el hombre replicó: No tengo dientes
para morder; ni fuerza para escalar... por ahora ya estoy viejo.
Entonces el árbol
con lágrimas en sus ojos le dijo: realmente no puedo darte nada, la única cosa
que me queda son mis raíces muertas. Y el hombre contesto yo no necesito mucho
ahora, solo un lugar para descansar, estoy tan cansado después de tantos años.
Bueno las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y
descansar, ven siéntate conmigo y descansa, el hombre se sentó junto al árbol y
este feliz y contento sonrió con lágrimas.
Esta es la
historia de cada uno de nosotros, el árbol son nuestros padres, cuando somos
niños, los amamos y jugamos con mama y papa... cuando crecemos los dejamos. Solo
regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas, no importa lo
que sea, ellos siempre están ahí para darnos todo lo que puedan y hacernos
felices. Tú puedes pensar que el muchacho es cruel contra el árbol, pero es así
como nosotros tratamos a nuestros padres...
ACTIVIDADES
Escribe tu opinión
acerca de la lectura y su mensaje
miércoles, 14 de octubre de 2015
La Sopa de Piedra
Había una vez un viajero, que en cierta ocasión
llegó a un pueblo. Como llevaba dos días sin comer nada; comenzó a llamar a las
puertas pidiendo un poco de comida, pero nadie le quiso dar.
El viajero siguió caminando
cansado y hambriento, hasta que a lo lejos vio otro pueblo. ¿Y si allí nadie le
quería dar tampoco un poco de comida? Estaba preocupado. Empezó a pensar que
podía hacer y…de pronto, sonriendo se agachó para recoger…una piedra…
redondita, lisa, bonita… y se la echó en el costal que traía a la espalda.
Al llegar al pueblo se acercó
hasta la plaza dónde había un grupo de gente. Después de saludar dijo –con su
permiso, me voy a hacer una sopa de piedra-. Y sacó la piedra.
La gente comenzó a reírse del
viajero, pues pensaban que estaba loco.
Sin embargo, éste dijo-- seguro
que os reís porque nunca han probado una sopa de piedra. Pues tengo que decirles
que es un plato exquisito.
-Eso tendríamos que verlo- dijo
la gente.
Si quieren -dijo el viajero--
puedo preparar una sopa de piedra para todo el pueblo. Pero para eso, necesito
una olla bien grande. La gente del pueblo sentía mucha curiosidad por aquella
sopa de piedra, así que le trajeron la olla más grande que encontraron.
El viajero encendió un fuego en
medio de la plaza. Lleno la olla de agua y la puso con cuidado encima del
fuego. Luego lavó la piedra. Y cuando el agua de la olla empezó a hervir, dejo
caer suavemente la piedra dentro de la olla.
Al cabo de un rato, sacó una
cuchara de madera que llevaba, probó la sopa y dijo:
- Ya empieza a estar rica, pero estaría aún más
rica si tuviera unas papas. Y fueron a buscar papas para la sopa. La sopa
siguió cociendo y la gente estaba admirada. El viajero dijo entonces:
- Si tuviera un poco de verdura, hasta los propios
ángeles se chuparían los dedos. Y la gente del pueblo trajo zanahorias,
pimientos y tomates. El viajero las cortó y echó los trozos a la olla. Volvió a
probar la sopa al cabo de un rato y dijo:
-deliciosa, pero con unos trozos de carne sabría de
maravilla. La gente del pueblo le trajo unos trozos de carne y el viajero los
echó enseguida a la olla. Creo que ya está todo-dijo-. Ahora sólo hay que
esperar un poco y…
Al cabo de un rato probó la sopa con
su cuchara de madera y dijo ¡Maravillosa! Sólo le falta un último detalle.
¿Cuál? dijo la gente del pueblo. Pues un poquito de sal, una pizquita de
orégano, algo de pimienta negra…Y la gente trajo sal y orégano y pimienta
negra. Al cabo de un rato, el viajero probó la sopa y dijo:-- creo que es la
sopa de piedra más rica que he preparado nunca. Ahora, todos a comer. Sólo
necesitamos unos platos y unas cucharas. Y fueron a buscar cada uno sus platos
y sus cucharas. Un hombre dijo de pronto-- Yo traeré unas botellas de
vino. Y yo vasos para todos -dijo otro. Yo traeré unas hogazas de pan que
cocí esta mañana- dijo una mujer. Y yo un par de quesos, de mis cabras- dijo un
hombre que era pastor. Y yo traeré bizcochos para que haya algo dulce de
postre—dijo otra señora…
La gente comió de aquella sopa y
todos la encontraron riquísima. Y bebieron vino. Y comieron pan y queso.
Y bizcochos. Aquello era una fiesta. La gente charlaba y reía. Y pronto
comenzaron a cantar y a bailar.
(Hasta que el viajero dijo que
tenía que irse) Se estaba haciendo de noche y aquella fiesta a punto de
terminar. De pronto una niña se dirigió al viajero para decirle--¿Y qué vas a
hacer con tu piedra?
Lo cierto-dijo el viajero- es que
me podría llevar la piedra para preparar otra sopa, pero os la voy a regalar
para que vosotros os juntéis cuando quieran y preparen otra sopa de piedra. Así
se acordarán de mí.
Muchas gracias -dijo toda la
gente del pueblo.
(El viajero comenzó a despedirse
para seguir su camino y la misma niña preguntó--¿Y dónde vas a dormir esta
noche? Pues debajo de un árbol, como siempre. La niña se quedó un poco triste.
Hasta que su madre dijo-pues entonces, ven a dormir a nuestra casa y mañana
seguirás tu camino.
Encantado -dijo el viajero. Y al menos por una
noche durmió con la barriga llena y entre suaves sábanas)
Lo que si cuentan, es que en
aquel pueblo, al menos una vez al mes, todos se juntan en la plaza para
preparar una riquísima sopa de piedra. Y charlan y ríen y cantan…y siempre
recuerdan a su amigo, aquel viajero, que les enseñó a preparar la sopa de
piedra.
ACTIVIDADES
Escribe
tu opinión acerca de la lectura basándote en las preguntas de las lecturas
anteriores
martes, 13 de octubre de 2015
Mi Perro Fiel
Una
pareja de jóvenes tenía varios años de casados y nunca pudieron tener un hijo.
Para
no sentirse solos compraron un cachorro y lo amaron como si fuera su propio
hijo. El cachorro creció hasta convertirse en un grande y hermoso ejemplar. El
perro los salvó en más de una ocasión de ser atacados por ladrones.
Siempre
fue muy fiel, quería y defendía a sus dueños contra cualquier peligro.
Luego
de siete años de tener el perro, la pareja logró tener el hijo tan ansiado. La
pareja estaba muy contenta con su nuevo hijo y disminuyeron las atenciones que
tenían con el perro, Éste se sintió relegado y comenzó a sentir celos del bebé;
ya no era el perro cariñoso y fiel que tuvieron durante siete años.
Un
día la pareja dejó al bebé plácidamente dormido en la cuna y subieron a la
terraza a preparar una carne asada. Cual no fue la sorpresa cuando se dirigían
al cuarto del bebé y ven al perro en el pasillo con la boca ensangrentada,
moviéndoles la cola. El dueño del perro pensó lo peor y sacó el arma que
llevaba y en el acto mató al perro.
Corre
luego al cuarto del bebé y encuentra una gran serpiente degollada. El dueño
comienza a llorar y exclamar:
¡He
matado a mi perro fiel!
Cuántas
veces hemos juzgado a las personas, lo que es peor, condenamos sin investigar a
qué se debe su comportamiento. Muchas veces las cosas no son tan malas como
parecen, sino todo lo contrario.
La
próxima vez que nos sintamos tentados a juzgar y condenar a alguien, recordemos
la historia del perro fiel.
Aprenderemos
a no levantar falsedades contra una persona, hasta el punto de dañar su imagen
ante los demás. Debemos darnos cuenta que los sentimientos de las personas son
frágiles y fáciles de dañar, pero difíciles de sanar.
Autor
anónimo.
ACTIVIDADES
1. ¿De qué trata la
lectura?
2. ¿Cuál es la idea
principal?
3. ¿Qué te gusta del contenido?
4. ¿Tú que le
cambiarías?
lunes, 12 de octubre de 2015
Orfeo y Eurídice
Cuentan las
leyendas que, en la época en que dioses y seres fabulosos poblaban la tierra,
vivía en Grecia un joven llamado Orfeo, que solía entonar hermosísimos cantos
acompañado por su lira. Su música era tan hermosa que, cuando sonaba, las
fieras del bosque se acercaban a lamerle los pies y hasta las turbulentas aguas
de los ríos se desviaban de su cauce para poder escuchar aquellos sones
maravillosos.
Un día en que
Orfeo se encontraba en el corazón del bosque tañendo su lira, descubrió entre
las ramas de un lejano arbusto a una joven ninfa que, medio oculta, escuchaba
embelesada. Orfeo dejó a un lado su lira y se acercó a contemplar a aquel ser
cuya hermosura y discreción no eran igualadas por ningún otro.
- Hermosa ninfa de
los bosques –dijo Orfeo-, si mi música es de tu agrado, abandona tu escondite y
acércate a escuchar lo que mi humilde lira tiene que decirte.
La joven ninfa,
llamada Eurídice, dudó unos segundos, pero finalmente se acercó a Orfeo y se
sentó junto a él. Entonces Orfeo compuso para ella la más bella canción de amor
que se había oído nunca en aquellos bosques. Y pocos días después se celebraban
en aquel mismo lugar las bodas entre Orfeo y Eurídice.
La felicidad y el
amor llenaron los días de la joven pareja. Pero los hados, que todo lo truecan,
vinieron a cruzarse en su camino. Y una mañana en que Eurídice paseaba por un
verde prado, una serpiente vino a morder el delicado talón de la ninfa
depositando en él la semilla de la muerte. Así fue como Eurídice murió apenas
unos meses después de haber celebrado sus bodas.
Al enterarse de la
muerte de su amada, Orfeo cayó presa de la desesperación. Lleno de dolor
decidió descender a las profundidades infernales para suplicar que permitieran
a Eurídice volver a la vida.
Aunque el camino a
los infiernos era largo y estaba lleno de dificultades, Orfeo consiguió llegar
hasta el borde de la laguna Estigia, cuyas aguas separan el reino de la luz del
reino de las tinieblas. Allí entonó un canto tan triste y tan melodioso que
conmovió al mismísimo Carón, el barquero encargado de transportar las almas de
los difuntos hasta la otra orilla de la laguna.
Orfeo atravesó en
la barca de Carón las aguas que ningún ser vivo puede cruzar. Y una vez en el
reino de las tinieblas, se presentó ante Plutón, dios de las profundidades
infernales y, acompañado de su lira, pronunció estas palabras:
- ¡Oh, señor de
las tinieblas! Héme aquí, en vuestros dominios, para suplicaros que resucitéis
a mi esposa Eurídice y me permitáis llevarla conmigo. Yo os prometo que cuando
nuestra vida termine, volveremos para siempre a este lugar.
La música y las
palabras de Orfeo eran tan conmovedoras que consiguieron paralizar las penas de
los castigados a sufrir eternamente. Y lograron también ablandar el corazón de
Plutón, quien, por un instante, sintió que sus ojos se le humedecían.
- Joven Orfeo
–dijo Plutón-, hasta aquí habían llegado noticias de la excelencia de tu
música; pero nunca hasta tu llegada se habían escuchado en este lugar sones tan
turbadores como los que se desprenden de tu lira. Por eso, te concedo el don
que solicitas, aunque con una condición.
- ¡Oh, poderoso
Plutón! –Exclamó Orfeo-. Haré cualquier cosa que me pidáis con tal de recuperar
a mi amadísima esposa.
- Pues bien
–continuó Plutón-, tu adorada Eurídice seguirá tus pasos hasta que hayáis
abandonado el reino de las tinieblas. Sólo entonces podrás mirarla. Si intentas
verla antes de atravesar la laguna Estigia, la perderás para siempre.
- Así se hará
–aseguró el músico.
Y Orfeo inició el
camino de vuelta hacia el mundo de la luz. Durante largo tiempo Orfeo caminó
por sombríos senderos y oscuros caminos habitados por la penumbra. En sus oídos
retumbaba el silencio. Ni el más leve ruido delataba la proximidad de su amada.
Y en su cabeza resonaban las palabras de Plutón: “Si intentas verla antes de
atravesar la laguna de Estigia, la perderás para siempre”.
Por fin, Orfeo
divisó la laguna. Allí estaba Carón con su barca y, al otro lado, la vida y la
felicidad en compañía de Eurídice. ¿O acaso Eurídice no estaba allí y sólo se
trataba de un sueño? Orfeo dudó por un momento y, lleno de impaciencia, giró la
cabeza para comprobar si Eurídice le seguía. Y en ese mismo momento vio como su
amada se convertía en una columna de humo que él trató inútilmente de apresar
entre sus brazos mientras gritaba preso de la desesperación:
- Eurídice,
Eurídice...
Orfeo lloró y
suplicó perdón a los dioses por su falta de confianza, pero sólo el silencio
respondió a sus súplicas. Y, según cuentan las leyendas, Orfeo, triste y lleno
de dolor, se retiró a un monte donde pasó el resto de su vida sin más compañía
que su lira y las fieras que se acercaban a escuchar los melancólicos cantos
compuestos en recuerdo de su amada.
ACTIVIDADES
Realiza un
análisis del texto anterior ayudándote con las siguientes preguntas:
1)
¿De qué trata la lectura?
2)
¿Cuál es la idea principal?
3)
¿Qué cualidades encontró Orfeo en Eurídice?
4)
¿Por qué murió Eurídice?
5)
¿Cuál fue el error de Orfeo y que consecuencias
tuvo?
6)
¿Qué te gustó y qué no te gusto de la lectura?
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