Jaime tenía una gran amiga que se
llamaba Claudia a la que intentaba demostrar cuánto la quería. Cada vez que
estaban juntos le hacía la misma promesa:
- Claudia, cuando sea mayor me casaré
contigo.
Pero Claudia escuchaba las palabras de
Jaime y le preguntaba con cara de pícara, sin creer lo que su amigo le decía:
- ¿Qué estarías dispuesto a hacer por
mí?
Y Jaime le contestaba:
- Cualquier cosa...
Pero a Jaime no se le ocurría nada que
pudiera dejar con la boca abierta a su amiga. Hasta que un día, después de
pensar y pensar mucho, tuvo una idea. Cuando se volvieron a encontrar, esperó a
que Claudia le hiciera su pregunta de siempre:
-¿Qué estarías dispuesto a hacer por
mí? Me gustaría que me regalaras algo muy especial...
Jaime estuvo un rato pensativo y al
final le dijo:
- Si quieres te regalo la Luna. ¿Te
gustaría tenerla? – le preguntó sabiendo que Claudia quedaría maravillada.
Pero Claudia se rió de él porque sabía
que eso era imposible.
Sin embargo, Jaime la quería tanto que
no dudó ni un momento en lograr su prometido regalo y, esa noche, después de
haber conseguido un enorme globo, subió hasta la Luna para pedirle que aceptara
bajar con él a la tierra y convertirse en un regalo para Claudia.
La Luna, después de escucharle, le
dijo:
- Mucho debes de querer a tu amiga
pero... ¿no crees que has ido demasiado lejos prometiéndole la Luna? ¡Cómo se
te ha ocurrido! ¿Te imaginas lo que dirá el Sol si me marcho? Él no va a
consentir que me vaya porque me quiere mucho y entre los dos nos turnamos para
cuidar la Tierra.
Jaime la escuchaba con atención
comprendiendo que aquello iba a resultar más difícil de lo que se imaginaba. La
Luna le siguió diciendo:
- Además, ¿sabes lo que ocurriría si
me marchara contigo?
La noche se quedaría siempre a
oscuras, las estrellas se sentirían muy solas, y el mar no me lo perdonaría
nunca, ya que soy la responsable de hacer que suban y bajen las mareas.
Jaime bajó a la Tierra muy contrariado
porque no podía cumplir la promesa que le había hecho a Claudia. ¿Qué pensaría
de él?
Al día siguiente, cuando se encontró
con ella le contó toda la verdad, su conversación con la Luna y las razones por
las que no podía regalársela, pero, mientras hablaba, se le ocurrió otra idea.
-Claudia, en lugar de la Luna puedo
regalarte una estrella.
Cuando sonrió sorprendida y emocionada
porque a ella le encantaba contemplar las estrellas por la noche, le contestó:
-Está bien, pero para demostrar que me
quieres, cada semana deberás regalarme una estrella.
Jaime aceptó encantado, y pensó que no
pasaría nada por coger unas cuantas estrellas ya que había millones de ellas,
así que esa noche subió al cielo en su globo a buscar una estrella, y cuando
bajó, se la dejó a Claudia en el jardín.
Al ver tanta luz, Claudia se despertó
y vio a la estrella colgada de un árbol.
¡Jaime había cumplido su promesa! Eso
le demostraba cuánto la quería.
Desde entonces, todas las semanas
encontraba una nueva estrella en su jardín.....¡Claudia estaba feliz!
Hasta que una noche, cuando Jaime
subió a por la novena estrella, se encontró con algo que no esperaba. Apareció
de repente un personaje enorme y luminoso que le dijo:
- ¿Qué haces tú por aquí, muchacho?
Jaime sintió miedo y con voz
temblorosa contestó:
- Vengo a coger una estrella para
regalársela a mi amiga Claudia, y demostrarle que la quiero...
- ¿Acaso crees que regalándole
estrellas te va a querer más? - dijo él.
Jaime no sabía qué responder y le
preguntó:
-¿Y tú quién eres?
- Yo soy el Jardinero del Cielo, soy
el encargado de cuidar a las estrellas desde que nacen hasta que se apagan, me
encargo de que brillen y alumbren por la noche y de que cada una ocupe el lugar
que le corresponde.
Últimamente estoy preocupado porque
algunas estrellas han desaparecido.
¿Acaso tú tienes algo que ver con
esto?
Jaime, sintiéndose descubierto, bajo
la mirada y le dijo:
- Es que yo... le prometí a Claudia
que le regalaría la Luna, pero no pudo ser porque solo hay una y tiene mucho
trabajo.
Entonces le prometí una estrella de
regalo cada semana, como hay tantas pensé que no pasaría nada y que nadie las
echaría de menos...
- ¿Así que tú eres el que roba mis
estrellas? ¿Y dónde están ahora?
- Están en casa de Claudia, ella las
cuida muy bien, las tiene en su Jardín para que vean a sus compañeras por la
noche.
El Jardinero del Cielo contó a Jaime
cómo cada una de las estrellas tenía su nombre y pertenecía a una familia. Por
eso, desde su desaparición, algunas lloran y recorren el cielo muy tristes
buscándolas. A su paso, dejan un rastro de luz con sus lágrimas. En la tierra
se las llama “estrellas fugaces”
Porque sus habitantes no saben que las
estrellas también lloran.
Jaime se quedó callado y pensativo
mientras tomaba la decisión de devolverlas, pero....¿qué pensaría Claudia?
El Jardinero del Cielo comprendió lo
que pasaba y le dijo:
- Jaime, dentro de tu corazón hay millones
de estrellas, no necesitas venir al cielo a robarlas.
- ¿Cómo puede ser? En mi corazón no
cabe ni una estrella...
- dijo Jaime.
- Son mucho más pequeñas pero brillan
más que las del cielo.
Cada vez que sonríes, regalas una
estrella, cada beso que das es otra estrella, cada palabra cariñosa que dices,
cada gesto de amistad, cada favor que haces a un amigo....es una estrella que
regalas y que guarda en su corazón quien la recibe.
Cuando bajó a la Tierra, Jaime contó a
Claudia todo lo que le había dicho el Jardinero del Cielo y se extrañó mucho al
ver que su amiga se ponía triste pensando en las familias de las estrellas que
tenía en su jardín. Creía que Claudia se iba a enfadar con él porque no podría
regalarle más estrellas.
Entonces le dio un beso a su amiga y
le dijo:
- Claudia, este beso es una estrella
para ti.
Ella se puso colorada y se rió y le
devolvió el beso:
- Jaime, este beso es una estrella
para ti.
Jaime se puso todavía más colorado que
Claudia.
Por la noche los dos se fueron al
cielo a devolver las estrellas y pedir disculpas por haberlas robado.
A partir de entonces, los dos amigos
crecieron felices, coleccionando cada día estrellas en su corazón y
contemplando cada noche el cielo iluminado mientras pensaban cuánto trabajo
tenía el Jardinero del Cielo.
ACTIVIDADES
Escribe tu opinión del texto utilizando
tomando en consideración las siguientes preguntas:
- ¿Tienes algún amigo o amiga a quien
quieras mucho?
- ¿Alguna vez le has hecho algún regalo?
¿Cuál?
- ¿Qué te gustaría que te regalara tu
mejor amigo?
- Jaime cree que si le regala a Claudia
algo extraordinario, le querrá más. ¿Tú qué opinas?
- ¿Te imaginas lo que sentían las
estrellas que buscaban por el cielo a las que había robado Jaime?
- El Jardinero del Cielo le dice a Jaime
que él tiene estrellas en su corazón. ¿Tú crees que sea cierto?
- ¿Qué te gustó y qué no te gustó del
cuento?